El narrador, utiliza en sus acotaciones, un lenguaje culto, pero completamente accesible a todo público, por el contrario los protagonistas tienen un lenguaje muy familiar, aveces, tosco, vulgar. Los diálogos son muy fluidos y se logra sentir los sentimientos y las características de cada personaje, por su manera de expresarse.
Las funciones apelativa y expresiva del lenguaje son las dominantes, por eso abundan los vocativos: ¡Carmina. Mi Carrmina!, ¡Fernando!, etc.; el uso del modo imperativo: No te marches, Ayúdame; las oraciones interrogativas y exclamativas. ¡La detesto!, ¡Qué felices seremos! ¿Sabes?, ¿Por qué no se lo pides a Elvira?; la utilización de elementos afectivos: Por favor; ¡Tonto!, de adjetivos valorativos: sucio ambiente, cariño servil, pisito tranquilo.
El narrador lo vemos intervenir en tercera persona y completamente externo (en paréntesis, para dar explicaciones), sin dar un punto de vista, ni observaciones personales, deja la historia en manos del lector pera que este forme su propio punto de vista de cada personaje y de la historia en si.
Las funciones apelativa y expresiva del lenguaje son las dominantes, por eso abundan los vocativos: ¡Carmina. Mi Carrmina!, ¡Fernando!, etc.; el uso del modo imperativo: No te marches, Ayúdame; las oraciones interrogativas y exclamativas. ¡La detesto!, ¡Qué felices seremos! ¿Sabes?, ¿Por qué no se lo pides a Elvira?; la utilización de elementos afectivos: Por favor; ¡Tonto!, de adjetivos valorativos: sucio ambiente, cariño servil, pisito tranquilo.
El narrador lo vemos intervenir en tercera persona y completamente externo (en paréntesis, para dar explicaciones), sin dar un punto de vista, ni observaciones personales, deja la historia en manos del lector pera que este forme su propio punto de vista de cada personaje y de la historia en si.